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SANDRA GUAZZOTTI

PADE 2013

Ready to Digital

Socia Fundadora

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Fundadora de la consultora de transformación digital Ready to Digital, directora de empresas y egresada del PADE del ESE. En esta columna, Sandra Guazzotti reflexiona sobre el impacto transformador de la inteligencia artificial y plantea la urgencia de adoptar una visión ambiciosa —un verdadero Moonshot— que movilice a empresas, ciudadanos y líderes políticos en torno a un propósito común. A través de ejemplos concretos, invita a pensar en grande, imaginar futuros posibles y construir una cultura digital que permita a Chile ser protagonista en la era de la IA.

Moonshots en la era de la Inteligencia Artificial

Vivimos en la era de las tecnologías disruptivas, pero hay una que destaca por sobre todas: la inteligencia artificial (IA). No se trata de una tecnología más, sino de una verdadera IMI —una Invención de un Método de Invención—, capaz de investigar, construir hipótesis, aprender, mejorar y escalar ideas al mundo real a una velocidad sin precedentes. A esto se suma su naturaleza como General Purpose Technology (GPT), es decir, una tecnología con impacto transversal en todos los sectores e industrias, en la economía y la sociedad, como lo han sido en el pasado la electricidad o Internet.

Frente a estas capacidades y el gran potencial que nos ofrece la IA, el desafío es adoptarla, y hacer factible una nueva manera de operar, de colaborar, de generar valor y de innovar. Para lo que es esencial desarrollar una cultura digital de base. En el corazón de esa transformación está la necesidad de contar con líderes y ciudadanos digitalmente savvy: personas con las habilidades necesarias para aprender y adoptar la tecnología, a fin de expandir las capacidades humanas. Solo así podremos construir empresas —y sociedades— verdaderamente aptas para el futuro.

Junto con ello, necesitamos imaginar futuros distintos y comprometernos con ellos. Necesitamos Moonshots, objetivos ambiciosos y compartidos que movilicen y enfoquen tanto recursos como capacidades en torno a un propósito. En la era de la inteligencia artificial, tener un propósito ambicioso es tan estratégico como contar con la mejor tecnología. Las empresas que lideren serán aquellas que piensen en grande, más allá de lo incremental. Google lo entendió hace años. Por ejemplo, con sus "Proyectos 20%" promovió una cultura de innovación ambidiestra: operan e innovan al mismo tiempo. Gmail nació de ese enfoque. Y no se trata solo de compañías tecnológicas. DBS, el banco de desarrollo de Singapur, pasó de ser apodado "DBS = Damn Bloody Slow" a ser considerado por varios años consecutivos como el mejor banco del mundo en experiencia de clientes, gracias a una transformación digital profunda impulsada por su CEO. Con ello, comenzó a operar inspirado en las grandes tecnológicas, con la visión (Moonshot) de ser la "D" de GANDALF (GANDALF – Google, Amazon, Netflix, DBS, Apple, LinkedIn, Facebook). Y todo esto, vino acompañado de potentes iniciativas de formación y capacitación de capital humano, enfocadas en potenciar la innovación.

Si queremos que Chile esté a la vanguardia de la revolución de la IA no basta con que algunas empresas den el paso. Necesitamos ampliar esta mirada a todo el país. Tenemos que ir más allá de iniciativas aisladas y políticas fragmentadas. Hace falta una visión compartida y un esfuerzo coordinado que una a todos los actores, incluyendo a nuestros líderes políticos. Porque la IA no es solo un desafío técnico: es una oportunidad de ser protagonistas del futuro. Chile necesita su propio Moonshot: una meta ambiciosa, concreta y compartida que nos movilice hacia un futuro protagonizado por la tecnología, sí, pero por sobre todo, por las personas.

Porque no se trata solo de implementar tecnología. Se trata de imaginar y construir el futuro que queremos habitar, con convicción y sentido de urgencia.

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