El 12 de noviembre comenzó la veda de difusión pública de encuestas sobre las elecciones del 16. Sin embargo, esta restricción legal para el público no silencia las medicio nes que reciben los comandos ni frenan las filtraciones vía redes sociales. En una sociedad hiperconectada, la prohibición es más simbólica que efectiva. Mientras tanto, la influencia de esos datos sobre las candidaturas —y los votantes más atentos— permanece intacta.
Álvaro Pezoa B.
05 de noviembre del 2025